...

aunque chequee el mail cada tres minutos.
aunque me aferre al móvil con todas mis fuerzas.
aunque constate una y mil veces que el teléfono tiene tono.
aunque cada vez que el msn avise que alguien se logueó no pueda evitar buscar tu nombre.
ni telepatía, ni telequinesia, ni rezos a san antonio.
nada hace que tu respuesta llegue.
nada apacigua la espera.

ya sé que abrir el correo diez veces no aumenta las chances de que hayas escrito. por el contrario, solo logra que mi ansiedad se agigante y mi patetismo se derrame como lava violenta de un volcán.

curiosamente, casi podría asegurar que si tu mail llegó, no voy a responder inmediatamente.


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