pasamos un largo rato juntos, casi un día entero. con otra gente, la mayor parte del tiempo yendo y viniendo, mate en mano, entre amigos comunes. no era particularmente hermoso, a decir verdad. pero tenía una risa cristalina y música en las manos.
estábamos pasando la tarde juntos, y sin embargo, no hablamos mucho. no tuve chance de lucir mis ornamentos de palabras, de vestir mis discursos grandilocuentes. no pude despacharme con la catarata verborrágica que con la que suelo envolverme. no dije casi nada. y él tampoco.
para cuando la tarde se transformó en noche, más que palabras, compartimos canciones. y con cada nota, algo se condensó en el aire.
me dijo no le gustaban los disfraces.
-"no me interesa levantarme a una mina que en el boliche parezca cindy crawford y cuando la vea al otro día en mi cama, tener ganas de decirle: 'tomá dos pesos para el bondi'. prefiero las personas reales."
y me encantó.