ahora te estás preguntando si vale la pena tirar la casa por la ventana, y la ventana y a vos con ella, si tiene sentido cambiar todos tus planes por la mera chance de, o qué quiere decir que algo tiene sentido, cuántos gramos de sentido hacen falta para justificar una decisión que nada tiene de justificable pero ella. y sabés que eso implica hacerse cargo, blanquear las cosas, qué dirán tus amigos cuando sepan que estás pensando en irte, quién hubiera pensado que a la distancia las cosas, lejos de diluirse, se iban a disparar en una estampida rabiosa de deseo.
y es que ya se habían dicho todo lo que podían decirse y un poco más también, todo el tiempo jugando en la cornisa, jugando tan hábilmente como lo permitía el límite tácito de lo que pueden decirse los amigos. pero como evitarlo, si era tan bello y tan fácil, tan gratuito, sobre todo tan gratuito, aunque ella había advertido sobre las consecuencias de las palabras trampa, las palabras placebo, las consecuencias inevitables de decir justamente aquello que ella quería escuchar.
ahora te estás preguntando y no sabés si sos cobarde o mentiroso, pero no, no es posible que dijeras todo eso con tanta impunidad, que hubieras inventado todo eso, que la hubieras dejado trepar tan alto para dejarla caer ahora sin red, sin red.

golpe bajo, caricia imprevista, holiveira escondido en el mp3 contandome como besa, como es besar a la maga, don julio hablándome de lunas que tiemblan en el agua, de cíclopes, de bocas dibujadas que no son la mía, y me doy cuenta que nunca seré la maga, y lloro.