(22:05)
[j] hola como te va?
[p] bien
[j] tienes tiempo para platicar?
[j] como te llamas?
[p] p
[p] de qué querés hablar?
[j] no se de ke te gustaria platicar?
[p] a mi de nada, yo no inicié esta charla
[j] ami me gustaria conoserte un poco
[p] no lo creo
[j] entonses chinga tu puta madre
[p] gracias
[p] igualmente
[j] pendeja
[p] ok
[j] de Argentina tenias ke ser jodida
[j] puta zorra
[p] gracias
[j] pinche vastarda
[j] hija de puta
[p] estás contento ahora?
[j] la neta si
[j] tu no?
[j] zorrita
[p] la verdad que no, porque estoy siendo muy educada con vos
[p] y vos me estas insultando gratuitamente
[j] entonses yo tambien lo sere
[j] disculpa
[j] p
[j] la neta me pase
[p] así esta mejor
[p] que seas feliz
[j] tu tambien
[j] te lo deseo de todo corazon
[p] gracias
[j] y una vez mas disculpame
[p] no hay problema, que pases una linda noche
[j] ok adios p
[p] adiós j

(22:16)

(desconozco a j)
(reconozco que no fui de lo más simpática, pero no fui maleducada)
(respeté hasta sus faltas de ortografía, perdón a mis lectores)

colaboración
como autoridad en la materia (¡¡qué tristeza!!), los amigos de ¿vos me estás gastando? me invitaron a escribir una editorial sobre el tema, a partir de la nota intitulada El típico hombre argentino, ¿símbolo de la histeria? publicada hoy en In***ae, que me pasó Kaia.
pasen y lean!


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tenía ganas de mar infinito y cielo con nubes de formas raras para adivinar.
de no tener más frío y de caminar descalza por la arena.
tenía ganas de un abrazo sin palabras.
en realidad no era tanto que el abrazo tuviera que ser tuyo pero tenía la certeza de que no habría preguntas ni respuestas para llenar el silencio.
después me acordé que no podías.
me acordé antes de apretar send, pero lo envíe igual.
quizá me hacía falta tu no respuesta para justificar esta melancolía.

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jueves de afteroffice, callecitas del bajo.
lo miro. me mira.
esos cruces furtivos en la calle donde las miradas hacen chispas.
sigo caminando, pero siento sus ojos fijos en mi. como si hiciera falta, me doy vuelta para comprobarlo. está mirando. me está mirando.
paro en el kiosco de diarios. él retrocede, pasa de largo el kiosco -por detrás mío- y se para indiferente en la esquina. yo, incompasible. en el mismo sentido que venía, camino hacia la esquina y doblo.

-disculpame, te puedo hacer una pregunta?
-claro.
-sos muy linda.
-eso no es una pregunta.
-mmm, no.
risas entre las palabras, rayos y centellas entre las miradas.
-vamos a tomar algo?
-no puedo, estoy yendo a encontrarme con unos amigos.
-entonces, hablemos cinco minutos. podés?
-ok.
-sos muy linda.
-gracias. qué te gusta hacer?
-me encantás.
-ok. te gusta leer?
-sos muy linda, te lo dije?
-si... te gusta andar en bici?
-dame un beso.
-eh?

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jueves de afteroffice, parte II
kaia, lo pedís, lo tenés!


no soy una chica que se amedrenta fácil, pero tampoco la pavada.

la insistencia casi enfermiza, unida a lo pobre de la argumentación, lejos de seducirme, me provocaba una rara mezcla de risa y miedo. pero me había gustado la iniciativa y decidí darle otra chance.

retruqué:
-no te parece suficientemente osado que me pare a hablar en la calle con un desconocido? te propongo, venite al bar donde quedé con mis amigos y charlamos.

no parecía tan descabellado. en un bar, lo más probable es hablar con desconocidos. a éste al menos lo había visto con más luz y de última mis amigos estarían en salvadora cercanía.
dijo que tenía que tenía que irse, no podía quedarse mucho más. e insistió con el beso, mi belleza y el encantamiento que yo le producía. o sea, chamuyo.
terca como soy, sostuve que no cambiaría de opinión, pero lejos de arrugar, intenté promover un nuevo encuentro.

-tengo ganas de darte un beso.
-eso no va a ocurrir.
-pero yo tengo ganas.
-que cosa.
-es que me encantás.
-quedemos para otro día.
-pero yo quiero ahora.
-yo no.
-pero...
-podemos pasar así toda la noche, y me están esperando. venite al bar con mis amigos, o quedemos para otro día.
-pero yo quiero ahora.
-ejem... te hago una pregunta yo? si taaanto te encanto y viendo que esto así no evoluciona, que esperás para pedir mi mail, teléfono o algo?

silencio.

-me tengo que ir. chau.
-pará! ¿no me vas a dar un beso?



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And she would ask for time
And she'd ask for time
And she would beg for time
And beg for time and call it a gift
And he would give her time
And he'd give her time
But time is not given and time is not taken
It just sifts through its sift.
Buildings, Regina Spektor


la primera vez, dijo:
-de acá hasta que me muera, puedo casi cualquier día.
y bastante tiempo pasó desde entonces.
hasta que un día, dijo:
-Dame tiempo.
y yo dije:
-desde cuando soy yo quien tiene que "dar el tiempo"?
acaso yo soy Hermes? soy Cronos?
y si digo no? se termina su existencia en el mundo? en mi mundo, al menos?
y si digo si? me convierto en reloj ajeno, asidas las agujas a una espera sin plazos, sin garantías, sin.
y de pronto mi latido se confunde con el tic tac del reloj, pero no el mío. Obligada a marcar un ritmo ajeno, señalando la cadencia interminable de los minutos, las horas, los días. Expectante, espectadora. y no hay condena más terrible para mi que la pasividad.
y entonces digo: apurense, apurense segundos. que no hay nada peor que la espera sin certeza. aunque esa sea la materia prima fundamental de la vida.
y si digo nada? quizá "nuestro" tiempo se despegue como una lámina fina y se abran en parelelo un tiempo mío y un tiempo suyo. entonces meto el recuerdo en el freezer, para que no se altere mi memoria, para no idealizarlo ni defenestrarlo. y para no esperar, no esperar, no esperar.

a veces creo que el tiempo lo inventamos, aunque queramos meterlo adentro de un reloj.
el tiempo no se da, el tiempo no se quita, dice Regina. tiene razón.




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