de pronto me dí cuenta que ya no podía recordar cual desodorante usaba o si le gustaba el licuado de bananas.
de pronto reparé que ese al que creía conocer más que a nadie, había sacado pasaje al olvido. nada dramático, nada estruendoso. un destierro indolente fuera de mi memoria, un eco cada vez más imperceptible de algo-en-común.
de pronto me dí cuenta de que éramos dos desconocidos. y sonreí.