le conté que no estaba muy bien. que saber que a otros les pasaba lo mismo no me consolaba. que entendía que era un mal de estos tiempos, de la falta de compromiso y del malamor, del zapping afectivo y del calentamiento global, pero que conocer las causas no me hacía menos infeliz.
confesé que aún dormía ocupando una mitad de la cama y que más de una madrugada esperaba entre sueños un abrazo adormilado. que seguía preparando café como para dos y terminaba siempre tomando dos tazas.
admití que cancelé el contestador automático para no encontrarlo vacío; que dejé de llorar porque no tenía quien me corriera el pelo de la cara y me dijera que todo estaría bien.
le dije que no había perdido las esperanzas, aunque no recordaba donde las había dejado.
me sugirió que me comprara un perro. y no tuve más remedio que matarla.

4 me explican por qué?:

Unknown dijo...

yo diría que te compres un gato


tienen una onda menos dependiente

Juicy dijo...

"Comprate un perro" es una frase de una agresividad letal y de una incompresión grande. Es como "¿sabés lo que te hace falta a vos...?" o "¿Te está por venir que estás así?".
En esos casos seguro que hay atenuantes para el asesinato.

Anónimo dijo...

me gusta tu blog.
yo pienso que tenes que sacudirte un poco y empezar a buscar en donde pusiste a las esperanzas.

beso
;)

pd, te invito q pases x mi blog.

Fer dijo...

lo bien què hizo P!!!
lo bien què hizo!!!!