me cuesta conciliar el sueño cuando duermo con alguien a quien mucho no conozco.
paradójicamente, la mayoría de mis amantes, casi sin invitación explícita, han decidido quedarse a dormir. modestia aparte, no los culpo: mi casa es muy linda y, en general, soy muy buena anfitriona. por mi parte, no suelo oponer resistencia. me dejo llevar, aún a sabiendas de que Morfeo pareciera requerir la exclusividad de mi compañía para apersonarse.
ésta no fue la excepción. ni para su decisión de quedarse ni para mi insomnio previsible. con los ojos clavados en la negrura del techo, yo no dormía y pensaba en Tomás*.
Tomás decía que hacer el amor con alguien y dormir con alguien son dos pasiones no sólo distintas, sino casi contradictorias. Creía que el amor no se manifestaba en el deseo de acostarse con alguien sino el deseo de dormir junto a alguien; que podía tener múltiples amantes pero sólo dormir con la mujer que amaba.
y mientras yo pensaba en Tomás sin dormir, él, entre sueños, se dió vuelta y me abrazó. y casi sin darme cuenta, me quedé dormida.

*Personaje de La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.

8 me explican por qué?:

German R. dijo...

Hoy me desperté pensando en alguien y lo único que lamento es no encontrarla al lado.

Tiene razón Tomás.

Juicy dijo...

Mmmm. Creo que ya sé que regalarle a quien me abraza al dormir cada tanto: un ejemplar de "La insoportable levedad del ser"(con estratégicos resaltados flúo, para que no se haga el distraído).
;)

Cherry dijo...

Muy cierto, me hiciste pensar y la verdad que me ha costado conciliar mucho el sueño con los hombres ... en estos días te contare como fue y te ratificare o negare lo que dice Tomás

Radio AM. dijo...

Dormir (a gusto) con alguien bien puede ser un intento de emular el comfort uterino, de sentirnos dentro de algo y resguardados, a salvo de todo. Yo a veces siento que debajo de las frazadas, junto a mi esposa, soy a prueba de balas y de monstruos y de todo, todo.

El sexo, en cambio, es explosivo; es una forma de exorcismo que nos deja expuestos, temblorosos y vulnerables (¡Suponiendo que hayamos hecho todo bien!).

El amor, muy probablemente, es esa cosa mullida que amortigua la transición entre ambos opuestos.

Juan Perez dijo...

muchas cosas:
1)me diero nmuchas ganas de leer "La insoportable levedad..." otra vez

2)Lo de las ganas de dormir es pura y cruda verdad: creo que es el deseo mas puro y lindo

3)Hace mucho quería decirte: el blog a mi me transmite como añoranza...no se de que ni especificamente porque...y mira que busque la palabra ehh...ni "melancolia", ni "tristeza"...creo que "añoranza" le cala justito justito

Saludos!!

Vivian García Hermosi dijo...

a mí me re pasa esoo

g. dijo...

Ahora que leo esto:
¿Tomas no tenía una cama de una plaza para que nadie duerma allí?
Por supuesto hasta que llegó Teresa, ¿no?

El eterno retorno.

veníyavoy dijo...

qué clara la tiene Tomás.

esa novela es im.pe.ca.ble